10 consejos para mejorar la alimentación
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La vida moderna, la falta de tiempo, la innovación, las modas, el acostumbrarse a los restaurantes o a la comida hecha... nos han llevado a un cambio radical en nuestra alimentación y, sin darnos cuenta, nos hemos rodeados de "alimentos" refinados, empaquetados, congelados, llenos de sustancias no naturales (conservantes, colorantes, grasas saturadas, edulcorantes, pesticidas...) y pobres en nutrientes (fibras, proteínas, vitaminas, minerales, antioxidantes...).
En resumen: ¿tiene sentido comer una fruta sin vitaminas, antioxidantes, minerales... que tendría que contener de forma natural? ¿Qué estamos comiendo?
A pesar de todo esto... ¡nosotros podemos y tenemos que elegir qué comer para acercarnos lo más posible a una alimentación saludable!
¿Qué es una alimentación saludable?
Una alimentación saludable es una alimentación que consiste en el consumo de alimentos lo más naturales posibles (no procesados), de procedencia local, de temporada, cocinados sin perder las propiedades, bien masticados y en porciones adecuadas.
A menudo la gente piensa que alimentación saludable sea sinónimo de alimentación cara... pero eso no es cierto. Está claro que la calidad tiene su precio (como puede tenerlo un vestido de calidad, un móvil de calidad...) pero no hay que generalizarlo todo, sino aprender a utilizar los alimentos básicos de la alimentación: harinas, huevos, patatas, cereales, legumbres, frutas... ¡no hablamos de productos caros! Cocinar es crear y alimentarse de una forma saludable es cocinar de una forma simple y utilizando pocos ingredientes.
Tampoco hay que volverse muy radical, sino tomar el tiempo necesario e ir poco a poco... es normal que al principio las cosas no saldrán perfectas, pero no hay que dejar de intentarlo...al final el objetivo es estar bien y ganar salud.
BUSCA TU EQUILIBRIO EN LA ALIMENTACIÓN, respectándote a ti mismo, experimentando nuevos sabores y escuchando lo que tu cuerpo realmente necesita.
Empieza por estos simples 10 consejos para mejorar la alimentación
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HAZ LA COMPRA CON TRANQUILIDAD provisto de una lista de la compra (pensadas para tus próximos platos y recetas) y dedicando tiempo a leer las etiquetas. Es probable que para encontrar alimentos frescos y de temporada, volverás a comprar en pequeñas tiendas, panaderías, carnicerías... y reducirás tus visitas en los grandes supermercados.
Hacer la compra no tiene que ser algo hecho con prisa, llenando el carro sólo para volver a casa con cajas de comida precocida, refinada, completamente vacía en nutrientes... ¿Esa de verdad va a ser tu comida y la de tu familia? -
PRESTA ATENCIÓN A LOS ALIÑOS DE TUS PLATOS ya que son la base para unos platos saludables. Elimina todos los aliños "indeseados" (azúcar blanco, margarinas, nata, bechamel, sal blanco, cubitos de caldo industriales, vinagres industriales, aceites refinados e hidrolizados...) y empieza a no comprarlos más. Dedica una mañana o una tarde para buscar "nuevos" aliños en supermercados biológicos o herbolarios especializados: azúcar integral, estevia en hojas, concentrado de manzana, sirope de agave, sirope de arroz, sal integral o sal de Himalaya, natas vegetales, gomasio, miso, salsa de soja, aceite extra virgen de oliva u otros aceites vegetales no tratados (ej. el de coco para cocinar), vinagre de arroz, vinagre de humeboshi, vinagres de manzana o de uva biológicos...
Y lee muy bien las etiquetas, ya que el azúcar blanco, la sal blanca u otros ingredientes indeseados se encuentran escondidos en muchos tipos de alimentos: fiambres, pan, aceitunas, verduras enlatadas, salsas para pasta, mermeladas, zumos de fruta, pasteles, refrescos...
En poco tiempo, sólo con este cambio, notarás mejorías en tu salud (ej. menor retención de líquidos, gases intestinales, acidez gástrica, sensación de pesadez...). -
ORGANIZA MUY BIEN TU DESPENSA Y NEVERA: conserva todo lo que puedes en frascos de vidrio (cereales, legumbres, semillas, frutos secos...), separa los alimentos salados de los dulces, revisa las caducidades y mantén una buena limpieza. En la nevera separa los huevos, la fruta y la verdura (utiliza los compartimentos) y pon los alimentos más frescos (pescado, carne...) en la zona inferior y los envasados o cocinados en la zona superior (para evitar posibles contaminaciones).
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DEDICA TIEMPO A COCINAR, AUNQUE SEA DE UNA FORMA SIMPLE: no hace falta cocinar platos muy elaborados o utilizando recetas muy complicadas... si te organizas bien, puedes cocinar para varios días preparando más cantidad. Por ejemplo, puedes preparar unas verduras y unos cereales (mijo, arroz, quinoa...) y mezclarlos a tu gusto en cada comida, añadiendo al final carne, queso...lo que te guste. Cocina al vapor o a través de cocciones rápidas ya que el exceso de calor puede estropear el valor nutricional de tus alimentos.
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COME CON TRANQUILIDAD: mastica bien, en porciones adecuadas (sin exceder), sin distracciones (televisión, móviles...) y, si es posible, en compañía de la familia o de los amigos.
- ELIGE MATERIAS GRASAS DE ORIGEN VEGETAL: busca ácidos grasos esenciales consumiendo semillas oleaginosas de origen biológico (nueces, almendras, sésamo, lino, etc.). algas, pescado azul pequeño, aceites de girasol de primera presión en frío...
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CONSUMA FRUTAS Y VERDURAS FRESCAS y, si es posible, local, de temporada y de origen biológico. Come diariamente verdura cruda, un plato de verdura cocinada y 1 pieza de fruta fuera de las comidas.
- CONSUMA PREFERENTEMENTE CEREALES INTEGRALES, pero buscando la calidad y leyendo bien las etiquetas (muchos productos son mezclas de harinas refinadas con salvados). Reduce la cantidad de cereales integrales en caso di diarrea o irritación de las mucosas intestinales.
- REDUCE EL CONSUMO DE PRODUCTOS LÁCTEOS DE ORIGEN BOVINO (leche, yogur, quesos, nata...) y consuma bebidas vegetales o los productos de cabra, oveja o burra. LIMITA EL CONSUMO DE CARNE ROJA, CHARCUTERÍA Y DE DULCES, ya que a la larga "agotan" el organismo.
- BEBE DE 1 A 2 L AL DÍA, entre agua mineral, infusiones, té, sopas, zumos sin azúcar añadido.